Identificar al próximo Messi desde los 8 años. ¿Qué dice la ciencia sobre la selección temprana en el deporte?

Identificar al próximo Messi desde los 8 años. ¿Qué dice la ciencia sobre la selección temprana en el deporte?

Identificar al próximo Messi desde los 8 años. ¿Qué dice la ciencia sobre la selección temprana en el deporte?

Antropometría, talento y fútbol: ¿el futuro de un niño se mide con una cinta métrica?

En el mundo del fútbol de élite, donde cada milímetro de ventaja puede marcar la diferencia, la búsqueda de talentos ha alcanzado un nivel casi científico. Uno de los métodos más discutidos —y polémicos— es el uso de la antropometría como herramienta para identificar promesas deportivas desde edades tempranas. Pero, ¿realmente el cuerpo de un adolescente puede predecir su éxito en el deporte?

La promesa (y el riesgo) de medir el talento

Los clubes deportivos con grandes presupuestos han adoptado con entusiasmo programas de identificación y seguimiento de talentos deportivos. Estos programas buscan detectar, desde edades muy tempranas, a aquellos jóvenes con “alta proyección” hacia la élite. Se evalúan capacidades físicas, habilidades técnico-tácticas y, por supuesto, parámetros antropométricos como el diámetro biacromial o la masa ósea.

La lógica parece simple: si un niño ya muestra proporciones corporales similares a las de los deportistas de alto nivel, probablemente tenga el potencial de llegar lejos. Pero aquí aparece el primer problema: no todos los niños maduran al mismo ritmo.

Maduración biológica: el gran olvidado

Durante años, los programas de detección de talentos pasaron por alto una variable crítica: el estado de maduración biológica. Esto llevó a que los jóvenes con un desarrollo físico más acelerado fueran seleccionados más frecuentemente, dejando de lado a talentos igual o más prometedores que simplemente necesitaban más tiempo.

El resultado: atletas seleccionados más por su desarrollo temprano que por su verdadero potencial. Y lo peor, muchos de los no seleccionados abandonaban el deporte antes de alcanzar su pico físico y técnico.

¿Qué dice la evidencia científica?

El análisis de estos modelos muestra que el rendimiento físico actual no siempre es indicativo del rendimiento futuro. Las características antropométricas durante la formación no predicen de manera fiable cómo será el cuerpo del deportista en la adultez.

De hecho, se ha comprobado que los deportistas adolescentes con mejor desempeño en estas pruebas suelen compartir un factor común: una maduración más avanzada que sus pares. Esto distorsiona las valoraciones y pone en jaque la eficacia de los sistemas de selección.

Además, se ha demostrado que para predecir con mayor fiabilidad el talento deportivo, es necesario incorporar evaluaciones técnico-tácticas, resolución de problemas en juego real y un seguimiento longitudinal del desarrollo físico y emocional del joven atleta.

¿Y la nutrición dónde entra?

Aquí es donde entra el rol clave del nutricionista deportivo. Un acompañamiento nutricional bien diseñado puede modular el crecimiento, optimizar la ganancia de masa muscular y ósea, y sostener el rendimiento en etapas sensibles del desarrollo.

Más aún, una nutrición personalizada permite sostener la salud metabólica y el rendimiento en niños y adolescentes aún en fases de crecimiento acelerado o tardío. En otras palabras, no se trata solo de medir cuerpos, sino de entenderlos, acompañarlos y potenciarlos.

Identificar talento sin excluir

El reto no es eliminar los programas de identificación, sino transformarlos. Deben basarse en modelos integrales que incluyan:

  • Evaluación del estado madurativo (no solo edad cronológica).
  • Acompañamiento nutricional y médico.
  • Análisis del comportamiento táctico en situaciones reales.
  • Seguimiento longitudinal en vez de “selecciones instantáneas”.
  • Variables contextuales como entorno social, psicológico y motivacional.

Conclusión: medir no basta

Sí, las medidas corporales importan. Pero cuando se trata del futuro de un niño o adolescente, la precisión está en la interpretación, no en la cinta métrica. Apostar por un modelo más justo, integrador y basado en evidencia es el camino para que el deporte sea una oportunidad de crecimiento, y no un filtro prematuro de exclusión.

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