Si alguna vez has sentido que tu rendimiento fluctúa sin motivo aparente o que algunas lesiones ocurren justo cuando menos lo esperas, presta mucha atención. Porque aquí no hablamos solo de percepción: hablamos de evidencia científica sólida y una realidad fisiológica que merece ser tomada en serio.
Un estudio reciente publicado en Frontiers in Physiology revela algo alarmante: los cambios hormonales durante el ciclo menstrual influyen significativamente en tu vulnerabilidad a lesiones musculoesqueléticas. Pero eso no es todo. Además de factores hormonales, la investigación señala que existen otros aspectos importantes que aumentan el riesgo de lesión, como los factores ambientales (condiciones climáticas adversas, superficies inadecuadas) y biomecánicos (técnicas incorrectas, desequilibrios musculares y malas posturas).

Durante la fase folicular, justo después de tu menstruación, los niveles de estrógeno aumentan notablemente hasta alcanzar su pico en la ovulación. Aquí viene el drama: este aumento hormonal genera una laxitud ligamentosa considerable, dejando tus articulaciones peligrosamente menos protegidas ante movimientos bruscos o esfuerzos intensos. ¿El resultado? Puede aumentar el riesgo de sufrir lesiones graves, como rupturas del ligamento cruzado anterior (LCA), capaces de detener tu actividad durante meses o incluso poner en peligro tu carrera.
Pero eso no es todo. Durante la fase lútea, tras la ovulación, los niveles elevados de progesterona pueden debilitar significativamente tu estabilidad articular y la precisión de tus movimientos técnicos. Esto puede llevarte a sentir una fatiga repentina, reducir tu fuerza y exponer tu cuerpo a un riesgo adicional de lesiones dolorosas y limitantes.
La buena noticia en medio de este escenario alarmante es que puedes hacer algo al respecto. Conocer a fondo tu ciclo menstrual no es solo una cuestión de salud, sino de supervivencia deportiva. Adaptar tu entrenamiento según las fases de tu ciclo menstrual puede marcar la diferencia entre una carrera exitosa y una temporada perdida por lesiones.
¿Qué puedes hacer exactamente para protegerte?
- Monitorea tu cuerpo: Registra tus fases menstruales y aprende cómo reaccionas físicamente en cada momento del mes. No permitas que una lesión inesperada te saque del juego.
- Entrenamiento inteligente: Ajusta tu entrenamiento según tus fases hormonales; fortalece especialmente rodillas y tobillos cuando estás más vulnerable.
- Controla factores ambientales y biomecánicos: Asegúrate de entrenar en condiciones seguras, con buen equipamiento y corrigiendo técnicas deficientes o desequilibrios musculares.
- Habla claro y alto: Comunica tu situación hormonal a tus entrenadores y preparadores físicos. Tu salud no es negociable, ni debe ser ignorada por desconocimiento o tabúes.
Deja de subestimar la influencia del ciclo menstrual y otros factores de riesgo en tu rendimiento deportivo. Tu cuerpo es tu mayor aliado, pero también puede ser tu peor enemigo si ignoras las señales que te envía. Actúa ahora y protege tu futuro deportivo.